sábado, 19 de mayo de 2018

Análisis técnico


Cuando compré bitcoin por valor de 500€ para ver qué era esto de las criptomonedas algo cambió en mi vida. Enseguida comprobé que el bitcoin no era una moneda en el sentido de medio de pago. En ningún sitio en mi ciudad o en Internet podía utilizar mis bitcoin para pagar mis compras.

Después comprobé que tampoco era interpares, entre iguales o peer-to-peer. Hice como regalo de cumpleaños una transferencia por valor de 100€ y me parece recordar que me cobraron 3,94€ por comisiones y gastos de mineros. Si la hubiera hecho por el banco, la transferencia hubiera sido gratis.

Comprobados los dos puntos anteriores solo quedaba justificada la compra o inversión en bitcoin como un activo financiero que produce un aumento de valor debido a su carácter deflacionario. Invertidos unos 8.000€ el 1 de diciembre de 2017 se podía convertir en 20.000€ al cabo de un año. Un interés anual de 150%. Hay quien de más en los mercados financieros.

Inmediatamente pasé a seguir en Internet las noticias sobre bitcoin. Y descubrí el análisis técnico. Desde el principio me pareció algo sin ninguna base científica-matemática. Los que lo practican no son capaces de explicar lo que está pasando hoy y lo que pasó ayer, como para aventurar lo que pasará mañana.

Leen las gráficas como los augures romanos leían las entrañas de las aves. Otros leen el futuro en los posos del café y otros en las cartas astrales. Los analistas técnicos o chartistas toman las gráficas de la cotización del valor, trazan sus líneas rectas de resistencias y soportes, analizan las figuras de la gráfica –hombro, cabeza, hombro–, estudian los canales alcistas, bajistas y los movimientos laterales y lanzan su augurio. El valor, según lo indica el banderín o la figura del triángulo simétrico indica un claro movimiento alcista. O bien, si se da esta otra situación, se producirá todo lo contrario.

Hay en YouTube un comentarista de las criptomonedas, que además da cursos de análisis técnico, que lo seguía porque me parecía un espectáculo tan cómico como lo de los adivinadores de futuro televisivos. Ahora sus seguidores fieles lo insultan porque han descubierto el engaño y perdieron su dinero.